Corrían los años 50 cuando Raúl Rodriguez, con esfuerzo, compromiso y gran pasión, tomó el impuso para hacer real eso que tanto añoraba, su propia fábrica de pinturas. El camino se inició en el garaje de la casa familiar, un chalet que situaba en la calle Palmar, en Lomas del Mirador. Allí, Raúl junto a su esposa Amelia y sus cuatro hijos instalaron los primeros molinos para la fabricación de pinturas y de a poco, sin poner límites a su imaginación, la casa se transformó en una pequeña fábrica.
Ya era 1970 cuando el negocio comenzó a prosperar y Raúl se animó a adquirir un terreno ubicado justo en frente del chalet para montar la nueva fábrica. El sueño ya era una realidad y tenía un nombre: Sinteplast. Ese mismo año se incorpora Miguel Ángel, su hijo mayor y sólo unos años después ingresan Rubén, Claudio y Gabriel. Cada uno de ellos haría historia dentro de la empresa, que ya no era sólo un proyecto familiar.
En 1984 se inicia una nueva etapa de expansión y Sinteplast adquiere un terreno en Virrey del Pino, partido de la Matanza. Casi en simultáneo y viendo el rápido desarrollo de la marca en pinturerías, deciden también comprar terrenos en el nuevo Parque Industrial de San Luis. De esta manera podrían centralizar allí la mayor capacidad de producción de las líneas arquitectónicas.
Poco después, en 1991, tras investigaciones en el exterior, se lanza el sistema de colores en Argentina con la primera máquina que permitía preparar hasta 2000 colores en la pinturería. En sólo 4 meses se instalaron 50 equipos en diferentes puntos del país y en menos de 2 años estaban funcionando 250 máquinas, marcando el liderazgo de Sinteplast en el mercado de la preparación de colores. Con la mente enfocada y el corazón listo para seguir cumpliendo sueños, se deciden montar plantas de producción en Bolivia, Uruguay, Brasil y más tarde en Paraguay.
En 2007 se inauguró el Centro de Operaciones Ezeiza para albergar en un mismo predio la Dirección, Administración y Gestión Comercial de todo el Grupo Sinteplast, así como también centralizar las principales Plantas de Elaboración, además del núcleo de almacenamiento y logística de la compañía, para toda la región. La construcción requirió de voluntad y esfuerzo, pero se hizo realidad gracias al compromiso de dueños, empleados, clientes, instituciones bancarias y proveedores. Todos tras este gran proyecto que hoy es tangible y continúa creciendo.
Paralelamente, en el 2012 se arma el tercer predio productivo de la compañía. Comienza entonces a funcionar en Córdoba la fabricación de productos en polvo, con la planta de carbonatos y la panta de productos cementicios. Un año más tarde, en el 2013, Sinteplast adquiere la unidad de negocios de pinturas Casablanca. De esta manera, la compañía alcanza el primer lugar en participación en el mercado argentino. Dispuestos a continuar liderando el mercado, en el 2018 se compra la marca de Pinturas Polacrin, dicha adquisición se concretó en el marco de un plan de expansión que permitiría ampliar la cartera de clientes y puntos de venta. Pero esto no es todo, con la bandera de implementar sin temores la industria 4.0 se inaugura en 2019 el nuevo depósito Inteligente, único en Argentina y Latinoamérica de 36 metros de altura, el equivalente a un edificio de 12 pisos, que permite duplicar la capacidad de despacho de los productos.
Hoy, el centro de operaciones de Ezeiza cuenta con diversas líneas de fabricación, pintura en aerosoles, diluyentes, solventes, puntura en polvo y acuosos, esta última, es una planta automatizada al 90% donde el manejo de materias primas, la fabricación y el paletizado, se encuentran automatizados con maquinarias de última generación. Entonces, la historia que empezó en el año 58 con Raúl en el garaje de su casa, parece no tener fin. Hoy ya con presencia de la tercera generación familiar, 8 plantas, 5 países, más de 6000 productos, más de 1200 empleados y exportación al mundo, Sinteplast promete seguir apostando al futuro.